miércoles, 9 de octubre de 2013
Tolerancia cero
Nicolás, un niño de 10 años, le pedía a su mamá cada vez más dinero para el almuerzo. Sin embargo, parecía estar más flaco que nunca y volvía del colegio con hambre. Resultó que Nicolás le estaba entregando el dinero del almuerzo a un niño de quinto grado que lo amenazaba con golpearlo si no se lo daba. Ariana, de 13 años, pensaba que todo estaba bien en su nueva escuela, ya que todas las chicas más populares eran muy agradables con ella. Pero luego descubrió que una de estas chicas había echado a correr rumores sobre ella en un sitio web. Esa noche, Ariana lloró hasta quedarse dormida; además, comenzó a ir a la enfermería quejándose de dolores de estómago, para evitar encontrarse con estas chicas en la sala de estudio. Por desgracia, el tipo de comportamientos agresivos que Nicolás y Ariana sufrieron son una práctica muy difundida. En las encuestas nacionales, la mayoría de los niños y los adolescentes afirman que esta práctica tiene lugar en su escuela. Los enfrentamientos en la escuela pueden convertir algo tan simple como el recreo o el camino hacia la parada del autobús en una pesadilla para los niños. Los comportamientos agresivos hacia un niño pueden dejarle cicatrices emocionales profundas que duran toda la vida. Y en casos extremos, pueden culminar en amenazas violentas, daño a la propiedad o en heridas graves en una persona. Si tu hijo es víctima de estos ataques, tenemos formas de ayudarlo a enfrentar esta situación día a día y a disminuir el impacto duradero que tengan sobre su vida. Y aun cuando esta situación no sea un problema en su casa en este momento, es importante conversar sobre el tema con sus hijos, para que estén preparados en caso de que les toque enfrentarla.
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